miércoles, 17 de julio de 2013

Martino y la revolución en NOB


Hace un año y medio, la realidad de NOB era totalmente contraria a lo que la actualidad muestra. Cerca del descenso, de vivir el mismo destino que su archirrival Rosario Central. Hacía ya tres años que, en medio de tantos conflictos protagonizados bajo el mando de la presidencia más nefasta de su historia, la institución había cambiado de presidente.

Sin embargo, de a poco las cosas fueron cambiando para la institución. Período eleccionario en 2008, la sublevación de la gente hizo que Eduardo López dejará el cargo tras 13 años (había asumido a fines de 1994). El nuevo titular sería Guillermo Lorente. Una carta de Marcelo Bielsa, prócer del club, alertó a los hinchas para que dieran cuenta de que la situación no daba para más y que se necesitaba un cambio.

Con el correr del tiempo, Newell`s fue acomodando el club y convenció a otra gloria, Gerardo Martino, de hacerse cargo del equipo de Primera División. Amado desde su época de jugador de aquel plantel que dirigía “el Loco”, el Tata revolucionó el fútbol argentino en su primera etapa como director técnico del club rosarino.

El equipo estaba sumergido en las profundidades de la tabla del promedio, y no había resultados que demostraran esperanza de cara a la salvación. Sin embargo, Martino asumió a principios de 2012 y le cambió la cara. Siempre con un estilo único, una identidad bien definida. Una forma que ahora, al final de su ciclo, llegó a ser admirada hasta por el fútbol europeo.

A medida que pasaron los partidos, los jugadores fueron entendiendo su mensaje de apertura del juego, con interiores en el centro del campo, sin que la pelota vuele por los aires, sí con el balón por el suelo. Formó un equipo que encandiló al mundo futbolero. Si recorremos una línea de tiempo imaginaria, en Argentina no se veía algo igual desde aquel Huracán de Ángel Cappa de hace unos años. No hay que ser desmedidos en elogios, pero también hay que tener en cuenta el ambiente del fútbol argentino.

Siempre con un entendimiento casi perfecto de los laterales con los extremos, al mejor estilo Barcelona salvando cualquier tipo de diferencias, con la idea clara de cuando pasar uno y otro y cuando combinar por cada costado. Un once ideal, que solo fue modificado para darle descanso a los titulares ante cada competencia.

El estilo ahondó claramente en el último semestre, pero sin duda que el año y medio que el Tata estuvo en NOB dejó una marca a fuego. En el medio sufrió la lesión prematura de Hernán Villalba, un jugador con futuro. Sin embargo, lo cubrió con un esforzado Mateo, más el líder en la conducción del equipo, Lucas Bernardi.

El entrenador hizo que Pablo Pérez y Guzmán pasaran, de repudiados, a muy queridos por el hincha. Al volante le dio una función clara en la mitad. Al arquero, le dio una gran confianza al ponerlo por sobre Peratta: tal vez resignando gran seguridad bajo los tres palos pero priorizando una clara salida desde abajo gracias al buen juego con los pies del “Patón”.

Otro gran golpe en el equipo de Martino tiene que ver con la consolidación en defensa de Santiago Vergini, uno de los zagueros argentos con mayor proyección. Sin duda ayudado en su crecimiento por el experimentado Gabriel Heinze, que volvió a dar una mano y fue gran líder. Hoy, el Gringo decide su futuro en las vacaciones, mientras se recupera de la lesión que sufrió en el partido de vuelta de la serie ante Mineiro.

Precisamente en la vuelta de grandes jugadores también se basó este equipo. Dejando de lado grandes sumas de dinero, volvieron por el sentido de pertenencia y el amor a la camiseta el propio Bernardi, el líder de la defensa Heinze, Maxi Rodríguez y el gran goleador Ignacio Scocco. El delantero fue la gran figura, volvió a la Argentina proveniente de Emiratos Árabes Unidos y se convirtió en el mejor jugador del fútbol nacional.

La idea clara de Martino, el gran hacedor de este equipo, en un estilo diferente de juego, tuvo que ver en la participación de cada uno de estos jugadores con pasado en el club. A Maxi lo utilizó como extremo –del otro lado, el juvenil Tonso o Figueroa- y a Bernardi (anteriormente amenazado de muerte por la barra) lo convirtió en el amo del centro de la cancha.

Además, con el juego por los laterales, le dio la titularidad a dos jugadores, como Cáceres y Casco, que no eran de lo más sobresaliente. Ambos fueron pieza clave, más que nada el ex GELP, ante la salida a River de Vangioni.

Los resultados lo acompañaron en este año (en el segundo torneo que dirigió el DT, en 2012, fue invicto hasta la fecha 16, cuando perdió el certamen). Campeón merecido sin ningún tipo de discusión del Torneo Final, estuvo muy cerca de ganar la Superfinal ante Vélez, pero la mala puntería y el gran cierre del equipo de Liniers en la segunda parte lo privaron de otra estrella. Por Copa Argentina, jugar unos minutos después de ser campeón del torneo lo perjudicó.

En la Libertadores, el llegar hasta semifinales convirtió esta temporada en la tercera mejor en la historia del club en América. En 1988 y 1992 llegó hasta la final, pero no había logrado salir campeón. En la ida ante Mineiro jugó uno de los mejores partidos. Ganó 2-0 y tenía un pie y medio en la final, aunque el mismo resultado en la vuelta a favor del rival lo llevó a los penales. Allí, la suerte en los tiros desde los doce pasos que tuvo ante Boca no la tuvo en Brasil.

El técnico Gerardo Martino causó una revolución en el club. Le dio esperanza a la gente, la misma que fue a agradecerle a su casa, le dio una gran alegría después de tanto tiempo y, sobre todo, el orgullo de tener un equipo que juega de esa manera. De todas maneras, el DT decide alejarse de Newell’s. Se va como un gran ídolo, y con la promesa de volver.

En los 18 meses en los que estuvo a cargo, en sus declaraciones siempre recalcó las malas organizaciones en los torneos por estos lados del mundo, más allá de siempre hablar de fútbol. Nunca estuvo de acuerdo con las formas y el ambiente del fútbol argentino. Le dio una impronta a un equipo que venía muy caído, lo levantó, y lo llevó a ser uno de los mejores 4 equipos de América.

Llegó a soltar frases para el análisis. “El fútbol argentino es histérico, tramposo y ventajero”. “A nivel organizativo, todo es malo. A nivel futbolístico, primero que siempre se quiere ganar a partir de sacar ventaja, casi te diría de la trampa. Pero no lo voy a profundizar… Segundo: es muy difícil encontrar juego asociado, la pelota vuela mucho, jugamos más a la segunda pelota que a elaborar”.


Hoy, uno de los grandes entrenadores se va del fútbol argentino, que seguramente lo extrañará sobremanera. Berti llega a NOB para hacerse cargo del buzo, pero la gente tendrá allá arriba al Tata y esperará su vuelta para un futuro no muy lejano.

Nicolás Galliari

Etiquetas: , ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio