El Matador trituró a Deportivo Quito y se metió en cuartos de la Copa Sudamericana

Tigre, con el debut de Néstor Gorosito, se impuso 4-0 (4-2 el global) sobre Deportivo Quito con goles de Ezequiel Maggiolo, Gastón Díaz, de penal, Alejandro Donatti y Rubén Botta, y clasificó a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, instancia en la que se medirá la próxima semana ante Cerro Porteño, verdugo de Colón de Santa Fe.

 El Matador, que venía de caer por 2-0 en la ida, festejó en Victoria con su gente. El conjunto local, tras sus malos resultados en el Torneo Inicial y con la baja de Rodolfo Arruabarrena, presentó un esquema similar pero con unos retoques que se transformaron en épicos. Por el lado de su rival, el equipo conducido por Rubén Darío Insúa, fue indefenso en todo el partido y no puso quebrar la defensa de Tigre.

 El encuentro fue predominado por el Matador que dispuso de su efectividad en ataque, ya que a los primeros 10 minutos convirtió el primer gol. El autor fue el delantero Maggiolo, ex Olimpo y Estudiantes de La Plata. El segundo tanto llegó por medio de Santander, que recibió un agarrón en el área por parte de Michael Castro y el encargado de ejecutar el tiro de los doce pasos fue Díaz. El defensor lo cambió por gol. El conjunto ecuatoriano amenazó por los pies de Sebastián Rusculleda, que estrelló dos tiros en el palo.

 Sin embargo, pese al final impuesto en la primera mitad por Deportivo Quito, el complemento fue a favor de Tigre, que predominó gracias a su figura, Botta, que llegó en ocasiones repetidas. El tercer tanto, a falta de 4 minutos, lo marcó Donatti, de cabeza. El cuarto y último gol fue obra de arte del juvenil Botta, que selló una maniobra de PlayStation por izquierda y la clavó abajo del arquero ecuatoriano.

 Por su parte, el conjunto dirigido por Pipo Gorósito, gracias a su poderío ofensivo y el buen juego, cambió de aire y continúa con vida en el certamen y ahora deberá enfocarse en su próximo rival del fin de semana, Independiente, que viene en alza en el torneo local de la mano de Américo Gallego.

 Por Estanislao Cisilin

 Twitter: @estanicisilin