viernes, 21 de diciembre de 2012

Una decisión apostando al futuro

La organización del Australian Open, el primer Grand Slam del año, decidió que el aumento en los premios que entrará en vigencia en la próxima edición se enfoque principalmente en los eliminados en las primeras rondas del certamen.


Lejos de la suntuosa y placentera vida que llevan los mejores del ranking ATP, muchos jugadores juntan cada billete para poder hacerse un lugar y un nombre dentro del ATP World Tour. Por mencionar uno de los tantos casos de los que vendrían a ser del pelotón de más abajo, detrás de los mejores y más conocidos, pero que se encuentran entre los cien mejores y básicamente lo que buscan es crecer y escalar en el ranking: Andrés Molteni, 345º en el escalafón, se encuentra en estos días próximos a las Fiestas en Santiago de Chile donde se disputará un Future que entrega 10 mil dólares en premios.

Esta medida apunta fundamentalmente a reducir las diferencias entre la elite y los luchadores del circuito, y aunque para muchos parezca un acto filantrópico es verdaderamente una decisión inteligente, ya que la posibilidad de que algunos tenistas de los denominados “de segunda línea” no asistieran al torneo, en estos tiempos complicados para la economía mundial, era absolutamente perceptible y amenazaba con restarle brillo -y bastante- al primer torneo grande del año. Alcanza con pensar que el cuadro principal de singles está compuesto de 128 jugadores.

Sin llegar a esa altura, muchos de los que están entre los 100 y 300 del ranking afrontan en este momento del año un dilema: apostar por ir a jugar la Qualy (clasificación) para el Australian Open, donde tendrían que avanzar 3 rondas para poder acceder al cuadro principal, ó quedarse cerca de casa a sumar puntos y también valiosos dólares en torneos de menor categoría. Un caso que refleja con claridad este fenómeno es el de Jerzy Janowicz.

En el final de esta temporada, Jerzy asombró al mundo entero. Con 21 años, llegó al Masters 1000 de París- Bercy en el puesto 69 del ranking y gracias a su firmeza y sus potentes golpes (sobre todo el saque), logró llegar hasta la final del torneo habiendo dejado en el camino jugadores de la talla del escocés Andy Murray y el serbio Janko Tipsarevic, ambos top- ten, como se puede observar. “No fui al Australian Open porque no tenía dinero suficiente para jugar el torneo”, explicó en ese momento la triste realidad que había vivido en enero. En ese mismo mes, el polaco, por entonces 221º en el ranking ATP, se quedó a jugar un Future en Gran Bretaña donde ganó tan sólo 435 dólares y se despidió en cuartos de final.

Los organizadores de este Grand Slam saben bien que Oceanía es un destino difícil y costoso para la mayoría, además de que a la inversa todo les queda lejos a ellos, como ellos mismos afirman. Además, los directores del torneo también conocen la necesidad de que quienes luchan por crecer puedan tener su merecido premio. Es por esto que tomaron una decisión que no solo se justifica por lo moral, sino también porque saben que los juveniles son el futuro. Sin los que vienen más atrás no habría circuito posible.


Por Lior Behar

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