Dortmund, un club modelo
POR NICOLÁS GALLIARI
En tiempos donde miles de medios de comunicación, a
lo largo del mundo, se hacen eco de las grandes cifras que se pueden llegar a
mover en el mercado de pases europeo, vale destacar todo el trabajo de una
institución. Mientras se dice que Bale podría ir al Real Madrid por más de 100
millones de euros, una transferencia que sería un duro golpe para el deporte en
sí, cabe ponderar lo realizado por un club que es especial, ya sea por su gente
como todo lo que es como entidad más allá del fútbol.
El Borussia Dortmund ha ido de la mano del gran
crecimiento del fútbol alemán en la última década. Tomó la posta y se hizo
cargo de la cuestión. Se levantó de un duro golpe y volvió a nacer gracias a
sus miles de socios, porque fueron los fanáticos los que le devolvieron la vida
tras una quiebra que parecía voltear la historia del club de Westfalia.
Sin embargo, en 2004 fue cuando muchos fanáticos
modelaron una revolución y salvaron al club. El sentimiento pudo más, y entre
todos pudieron salvarlo de la desaparición. Había una deuda de más de 170
millones, el estadio Westfalenstadion había pasado a formar parte de un fondo
de inversión dominado por la empresa Commerzbank. Además, se desprendían por
pocos billetes de las grandes figuras del club (entre ellos, el checo Rosicky,
el central Metzelder, el volante Frings y tantos otros).
Las acciones del Borussia, que cotizaban en bolsa
desde 2001, se habían desplomado en casi un 80 %. Todo era resultado de una muy
mala gestión, desenmascarada por periodistas germanos. Aunque de a poco comenzó
a levantarse, con el nuevo presidente Reinhard Rauball –también presidente de la
Liga de Alemania- y el director general Hans-Joachim Watzke. Recuperaron el
estadio a cambio de 70 millones gracias a un préstamo del banco norteamericano
Morgan Stanley, mejoraron el marketing del club, y comenzaron a pagar los
salarios realmente en forma.
El volver a tener el estadio en su poder fue un gran
impulso. Es el que más capacidad de público tiene en toda Alemania, y la media
de asistencia, para cada partido, es de más 80.000 personas. Se acordaron los
pagos con los prestamistas, la empresa Signal Iduna puso su nombre al estadio y
las marcas Evonik y Puma aportaron grandes sumas desde la publicidad en la
camiseta.
Con el correr de los años, el club se fue
levantando, con la sublevación de los fanáticos en busca de la persistencia y
en medio de la conmoción. Compraron 40 millones en nuevos títulos y, hoy en
día, el club es 90 % de los socios. Su máximo accionista, Geske Bernd, tiene el
otro 10 %. Actualmente, tiene superávit en sus balances. Aún muy por debajo,
ciertamente, de lo que recaudan grandes clubes en toda una temporada en la
temporada 2011-12 se hizo de 189 millones).
De todas formas, a conocer esta gran historia todos
llegan por los logros que ha obtenido el Dortmund. Lógicamente, primero
reorganizó el club y luego por los objetivos deportivos. En el 2008 contrataron
como nuevo entrenador a un gran personaje como Jurgen Klopp. El por entonces
nuevo DT había logrado clasificar a la Europa League al Mainz, pero en 2007 no
pudo evitar el descenso. Aun así, su nombre se instaló rápidamente en el fútbol
teutón.
Los Borussers lo tomaron como una gran apuesta, con
seriedad y por un proyecto a largo plazo. El propio Kloppo (ese es su apodo)
llegó a llamar a Michael Zorc –director deportivo- por la madrugada para que
les abra las puertas del club. No veía la hora de conocer las instalaciones.
Rápidamente comenzó a trabajar, a imponer su impronta, a interiorizarse por la
historia de un club que obedece sus colores al amarillo de los minerales y al
negro del carbón, característicos de la zona.
Con el primer equipo, Jurgen promovió a grandes
jóvenes de la cantera, no pidió excéntricos fichajes y consiguió grandes
logros. Obtuvo una Supercopa alemana en 2008, la Bundesliga en dos años
consecutivos (2010/11 y 2011/12), y en las mismas temporadas obtuvo la DFB
Pokal, la Copa de Alemania. En el último transcurso de competencia oficial,
quedó muy lejos de un Bayern arrollador.
El técnico Klopp, más allá de esta profesión, no
solo demuestra sus conocimientos en al tarea con un club profesional. Además,
fue comentarista de partidos en TV antes de que lo contrate el Borussia y
también participó de las transmisiones en el Mundial 2010. Es una persona que confiesa
ser cristiano protestante, dice que reza todos los días aunque no va
regularmente a la iglesia, ya que opina que “la fe está en mi cabeza y en mi
corazón, no creo que esté vinculada a estar
físicamente en un lugar especifico”. “Creo que nuestro trabajo en la vida es
hacer un poco mejor el pequeño pedazo de tierra que tenemos cada uno de
nosotros” llegó a remarcar este personaje alemán.
De su mano, el club comenzó a estar en la parte alta
del fútbol alemán, y lo ubicó en una final de Champions League, una situación por la
que el club no pasaba desde 1997, cuando la ganó en la final ante Juventus. No
pudo vencer al Bayern en Wembley, pero quedó incluso en el mismo escalón que el
equipo bávaro por sus enorme esfuerzo, su gran estilo y por jugar un fútbol de
calidad y admirado por el planeta entero.
Todo el público le agradeció la campaña, el trabajo
realizado, y hasta hubo muchísima gente en los aeropuertos, tanto de Inglaterra
(allí hubo un acto de la marca Puma con bailes para levantar la autoestima al
grupo antes del viaje) como en Alemania, para demostrar lo orgullosos que
estaban del grupo que no logró ningún título la pasada temporada pero que, de
toda maneras, fue destacado por todo el mundo futbolero.
Logró tomarse una pequeña revancha de la última final
perdida en la reciente Supercopa alemana, venciendo al Bayern de Pep Guardiola por 4-2
con un fútbol de alto vuelo. Se fue Gotze, precisamente al último campeón, pero
hasta ahora no sufre las ausencias. Recibió 37 millones por esa venta y solo
compró a tres jugadores: el jugador armenio de gran categoría, ex Shaktar
Donetsk, Henry Mkhitaryan, y el rapidísimo africano de Gabón ex
Saint-Etienne, Pierre Aubameyang.
Además, se hizo con los servicios de Sokratis Papastathopoulos, central que
llega del Schalke 04 para remplazar la baja de Felipe Santana. Un ejemplo de no
comprar por tanto dinero es el fichaje en su momento del goleador Robert
Lewandowski: al polaco lo compraron por solo 4,5 millones al Lech Poznan de su
país.
La política de no realizar grandes fichajes tiene
mucho que ver con apostar con los jóvenes de la cantera. De allí han salido Gundogan –el gran volante con gran ubicación, tanto para hacer coberturas como
para jugar, adaptable a varias posiciones, exquisito con la pelota, con gol-,
el defensa Hummels, el propio Gotze o Kuba Błaszczykowski.
Hoy, Jurgen Klopp sube a grandes promesas a Primera.
Algunos de ellos ya han tenido minutos con los titulares, como el defensa
Gunter, el mediocampista Hoffman y el delantero Ducksch (acaba de renovar su
contrato hasta 2018).
En la formación de futbolistas, tiene mucho que ver la
máquina Footbonaut. Es el único club del mundo en tener este sistema, que
cuenta con una habitación en donde entran los jugadores y practican su pase.
Reciben pelotas todo el tiempo, expulsadas desde las paredes, y deben, parados
en un círculo en el centro, tocar la bola al lugar que se ilumina. Ayuda a
mejorar el pase, la técnica, la precisión, y la recepción ante un pase del
compañero.
Igualmente, no todo termina en la institución, en el
fútbol y en los grandes logros que ha obtenido ya el club. Su gente es muy
pasional, y ya sea contra un club chico por la liga, o contra el Madrid en
semis de Champions, siempre en su cancha hay más de 80.000 personas.
La Sud Tribune es la más emblemática de lo cuatro
costados, y los fanáticos siempre despliegan toda la imaginación para armar una
fiesta. Muchas figuras con mosaicos, o la aparición del Barón Rojo detrás de
uno de los arcos. Un espectáculo digno de ver. Más, el club en cada entrada a
cada partido de local da un seguro de 7.500 euros para cualquier operación
estética ante algún daño que se pueda causar a una persona en la tribuna.
Un club modelo. Más allá de las enormes diferencias
económicas con las grandes potencias europeas, este club alemán se las ha
ingeniado. En principio, a partir del enorme amor de sus socios a los colores y
de una fanaticada de las más populares del mundo. En segundo lugar, de apostar
por un entrenador que sabe llevar al club, que se fija mucho en las inferiores
y que ya ha conseguido grandes objetivos.
El próximo sábado, comenzará su trayecto en la
Bundesliga, en una temporada en la que volverá a tener competencia europea, en
la que ya consiguió su primer título hace una semana y media y en la que
también tendrá Copa alemana. Este año, va por más, bajo el mando
de Jurgen Klopp.
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Etiquetas: Alemania, Borussia Dortmund, Bundesliga, Fútbol internacional, La columna de Nico Galliari, Nico Galliari, Supercopa alemana
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