martes, 25 de junio de 2013

Lo que dejó el Torneo Final 2013


Se fue el Torneo Final 2013. El domingo, con el partido entre Godoy Cruz y Boca, terminó la fecha 19 y, con ella, el torneo. No fue una fecha de grandes definiciones, ya que lo único que se conoció fue el tercer equipo descendido (previamente habían quedado sin chances Unión e Independiente). Los clasificados a la Copa Sudamericana ya estaban definidos, y el campeón también: Newell's se había consagrado lugo de que Lanús no lograra ganarle a Estudiantes en la reanudación del partido pendiente por la fecha 18.

Este torneo Final 2013 será recordado, en primer lugar, por la disparidad entre los equipos a nivel juego. Hubo uno, Newell's, que fue varias veces superior al resto. Se le arrimaron Lanús hasta que se quedó sin energías, y River, pero éste se mantuvo en la pelea más por motivación que por calidad de fútbol. Tanto Lanús como River ganaron gran cantidad de partidos, incluso Lanús sólo perdió dos en todo el torneo. Pero cuando había que ganar los partidos clave, defeccionaron. Ninguno pudo. Lanús perdió el torneo (y la punta) con su seguidilla de empates a mediados del torneo, y a River le quitó la ilusión una derrota inoportuna contra Argentinos, equipo que, hasta ahí, tenía todas las fichas para descender.

Newell's, en cambio, desde la propuesta superadora de Gerardo Martino, fue solidificándose y alcanzó el premio mayor. No sólo ganó el campeonato: eliminó de la Copa Libertadores a un equipo copero como Boca, y está en semifinales de esa competencia. Los rosarinos nunca abandonaron su plan de juego, ni siquiera cuando los partidos se pusieron difíciles. Perdieron cuatro partidos en el Final: siempre tratando de hacer su juego. Muy merecido el título para los de Martino. Newell's dignificó el fútbol.

En el debe, hay que decir que el Torneo Final estuvo plagado de desprolijidades. Por una cuestión televisiva (no voy a ahondar en ese asunto), se decidió que se jueguen partidos a las 21.30 horas de los domingos. No debería ser un problema, máxime si se tiene en cuenta que, pese a la resistencia inicial, hinchas y clubes terminaron aceptando el horario. Pero la catarata de especulaciones que se dieron en los medios acabó por dibujar la situación como desprolija. Esa es la sensación que queda en el observador. Otra situación desprolija se dio en la llegada de Miguel Brindisi a Independiente. Se habló de una orden/pedido de Grondona. El titular del Sadra reconociéndose hincha de Independiente, y solicitando, explícitamente, que los árbitros de su sindicato no dirigieran al Rojo. Semejante caradurismo (pedir abiertamente que ciertos árbitros no dirijan a un club) es sólo posible en un contexto de desnaturalización de las cosas. ¿Se imaginan esto ocurriendo en Alemania, por ejemplo? ¿En España? ¿En Inglaterra? ¿Qué hubiera ocurrido con Marconi en esos países? Imposible saberlo, pero quizás hubiera marcado el fin de la carrera en el fútbol para él.

Dejando un poco de lado las desprolijidades, pasemos al fútbol. En términos de descenso, este torneo fue el de los equipos que "casi" llegan a lograr su objetivo. Rachas que "casi" se completan. Y los protagonistas fueron San Martín de San Juan e Independiente. Ambos, desde las llegadas de Forestello y Brindisi, respectivamente, construyeron campañas superiores a las que sus equipos venían haciendo antes que ellos asumieran. San Martín e Independiente levantaron su nivel. Pero, llamativamente, a ninguno le alcanzó. Independiente cayó en la fecha 17, San Martín lo hizo en la 19. Paradójicamente, ambos contra River y en el Monumental. De nuevo River se convirtió en árbitro de los descensos, como pasó varias veces en la década de los 90, en el 2004, en 2008 y, finalmente, este año.

A favor de San Martín, hay que decir que se fue al descenso con la frente en alto. Desde la llegada de Forestello, construyó un equipo sólido, con pretensiones, que incluso se dio el lujo de golear 6-1 a Boca. Merecía quedarse en Primera. Ahora, en la B Nacional, deberá capitalizar esa bronca para poder volver al lugar del que no se debería haber ido.

Como cierre de la nota, se destaca el flojísimo nivel exhibido por dos equipos que, hasta el año pasado, tenían un gran rendimiento: Boca y Vélez. El segundo, incluso, había salido campeón en diciembre. Y en este torneo, experimentaron un pronunciado bajón. Ambos participaron de la Copa Libertadores, donde tuvieron buenas actuaciones (Boca dejó afuera a Corinthians; Vélez hizo una gran fase de grupos). Pero las lesiones, sufridas en gran cantidad y sobre jugadores importantes por ambos clubes, minaron el rendimiento. Y luego entraron en una espiral descendente. Es muy difícil salir de esas situaciones, donde hasta la más mínima contra se multiplica varias veces y tira más para abajo. Para ellos, fue una especie de desahogo que terminara el torneo.

Se fue el Torneo Final 2013, un torneo con muchas singularidades. En seis semanas arrancará el Inicial 2013. Desde acá, se espera que ese torneo sea tan interesante como éste, pero para bien.


Por Esteban Perisset

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