Los promedios: una visión sobre su efectividad
Los promedios. Esos cocientes que mantienen en vilo a los hinchas de varios equipos, sobre todo cerca del final de la temporada. Y que mucha gente, a veces, desconoce cómo calcular. Estos días no son la excepción. Los que más lo sufren, naturalmente, son los hinchas de Independiente; pero no pueden despegarse los de San Martín de San Juan, Argentinos Juniors y Quilmes.
Cuando fueron implementados, allá por 1983, uno de los motivos nunca explicitados fue que eran necesarios para proteger del descenso a los cinco equipos denominados "grandes". Eso se basaba en que, al considerar el promedio de lo actuado en tres temporadas para determinar los descensos, se eliminaba en gran parte el riesgo de descenso, pues se suponía que ninguno de los grandes iba a tener tres años seguidos de malas campañas. Sin embargo, en las últimas tres temporadas, los equipos grandes son los que más han padecido el uso de los promedios. ¿Son realmente efectivos para proteger a los grandes, entonces?
En primer lugar, debe destacarse que, ni River en el 2011, ni San Lorenzo en el 2012, hubieran tenido ningún problema con el descenso de no haber existido los promedios. River sumó, en la 2010/2011, 57 puntos, que lo hubieran dejado cerca de ingresar en la Copa Sudamericana. San Lorenzo, en la 2011/2012, logró 44 puntos, que lo dejaron 15° en la tabla general de esa temporada. Y, en la temporada actual, Independiente ocupa el puesto 17, con lo que se estaría salvando del descenso.
Pero hay algo incuestionable a favor de los promedios. Y es que, al tomarse en cuenta los resultados de 114 partidos a lo largo de tres años, se elimina el factor suerte. Se elimina la influencia de las rachas. No hay racha que dure 114 partidos, y si la hay, no se debe al factor aleatorio. Por eso Vélez, que en los últimos años ha peleado los campeonatos, esta temporada es el mejor promedio (de hecho, en su cálculo, entran dos torneos que conquistó). Y los equipos que están abajo en los promedios, peleando el descenso, son los que, en general, no han hecho bien las cosas en los últimos años.
Los equipos grandes, en los últimos dos años, han hecho varias cosas como para merecer pelear el descenso. River, por ejemplo, nunca se convenció de que estaba en riesgo de descender. Hizo una buena campaña en 30 de los 38 partidos de su última temporada antes de descender. Pero en las dos temporadas anteriores sumó 84 puntos. Y en los partidos que definían su suerte (los últimos 8 del Clausura 2011 más los dos de la promoción ante Belgrano) no se comportó como un equipo decidido a ganar la lucha y mantener la categoría.
San Lorenzo arrancó el Apertura 2011 sabiendo que estaba en riesgo. No tanto, pero si hacía una mala campaña (que fue lo que finalmente ocurrió), iba a quedar comprometido. Promediando el Apertura, el Turco Asad, DT de San Lorenzo, minimizó el riesgo, diciendo "faltan 30 partidos para que se definan los descensos". El equipo se quedó, no tomó acción rápido, y recién tomó medidas terminantes cuando la soga al cuello se ajustaba más y más. De haber hecho las cosas con tiempo, quizás San Lorenzo hubiera zafado de la Promoción.
Y lo mismo puede decirse de Independiente, que, sabiéndose en riesgo, optó por buscar a Gallego basándose en cierta mística. Después de todo, a Gallego le había ido bien en el Rojo. Pero la coyuntura claramente no era la misma. El Tolo fracasó. Y su ciclo fue soportado durante demasiado tiempo. Acaso Brindisi debiera haber asumido más temprano en el torneo.
El punto en común de los tres es que ninguno de ellos tomó acción a tiempo para evitar la catástrofe. Tres años dan tiempo para poder reaccionar ante una crisis y, eventualmente, solucionarla. El único que entendió esto fue Boca que, al arrancar el Apertura 2011 en una situación similar a la de San Lorenzo, pudo encarrilar el cauce con dos muy buenas campañas bajo la dirección técnica de Julio César Falciono: de hecho, en ese Apertura, Boca fue campeón invicto.
Pero, evidentemente, si en tres años no se logra mejorar el rumbo, algo se está haciendo mal. O se toman las medidas equivocadas, o se demora demasiado en tomarlas. Y esto es incuestionable. Los promedios salvan al equipo que tiene una mala racha. Pero no son efectivos contra las malas decisiones en continuado. Comparémoslo con el mundo empresarial. Una empresa que da pérdida en un período, puede ser momentáneamente salvada por una inyección monetaria. Pero, si da pérdida año tras año, no habrá ningún ingreso de dinero que la salve de la quiebra. Y no se puede esgrimir la excusa de que "el mercado no fue como lo pronosticamos". De hecho, nadie en el mundo empresario recurre a esas explicaciones. ¿No estaría bueno que los clubes de fútbol evalúen de esa manera las razones por las que no suman puntos?
No se puede decir que los promedios no sean efectivos. Pero su efectividad debe ser razonablemente acompañada con buenas decisiones que eviten problemas mayores al final de la temporada. Como se dijo, los promedios eliminan el factor suerte. Nadie que se va al descenso puede decir que lo hace "por mala suerte", o porque "no se liga", o por cualquier razón de ese tipo. Quien pierde la categoría, debería replantearse las decisiones que tomó, porque son casi exclusivamente ellas (sobre todo las malas) las culpables de su destino.
Por Esteban Periset
Etiquetas: Esteban Perisset, Futbol, Notas de opinión
1 comentarios:
Muy buena nota.
Sds.
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