El cinturón se quedó en el Luna
Omar Narváez (37-1-2, 20KO) defendió por quinta vez el título mundial de la Organización Mundial de Boxeo en la categoría super mosca, ganándole al mexicano Johnny García (16-4-1, 8KO) por KO en el undécimo asalto. La pelea se realizó en el estadio Luna Park, con una concurrencia de aproximadamente 5 mil personas.
No fue una pelea más para Narváez. Su cabeza no estaba puesta al cien por ciento en la defensa de esa noche. Imposible que sea asi luego de lo que vivió el púgil en la semana. El martes por la mañana falleció Estanislao, su padre. La pelea estaba programada para el miécoles, pero ese día el campeón viajó a Trelew para asistir al funeral de su padre. Igualmente, salió a luchar, tiró cuatro veces a su rival y defendió el título por quinta vez. Luego lloró, miró al cielo y apuntó con su dedo. Desde arriba, Estanislao se enorgullecía: su hijo, un verdadero campeón.
Los primeros rounds fueron para García. El chubutense lo estudiaba, lo medía. Mientras, recibía algunos golpes, y algunas veces fue acorralado contra las cuerdas. Cuando le encontró el tiempo y la distancia a la pelea, se soltó y ganó categóricamente una pelea que podía ser para cualquiera de los dos.
En el séptimo asalto hubo un quiebre en la pelea. Narváez ya era dominador a esa altura del combate, pero quería plasmarlo de la mejor manera, y lo logró. Dos derechazos al rostro y el retador besó la lona. Faltaba muy poco para que termine la vuelta, sino la historia hubiese sido distinta.
El boxeador argentino siguió boxeando con su estilo. Esquivando como pocos saben y metiéndose al palo por palo en los momentos justos. Explosivo, de un segundo a otro pasaba de defenderse a atacar con una velocidad impresionante.
El decimoprimer asalto fue el decisivo. El púgil mexicano, que sabía que debía hacer algo más para ganar, salió con todo a buscar el KO, pero le salió todo al revés de lo que esperaba. Narváez conectó un par de buenos golpes en el rostro del rival que lo dejaron sentido. En ese momento apretó el acelerador y se le fue encima al retador. Dos golpes al cuerpo lograron derribarlo, pero se paró para seguir sufriendo. Duro menos de diez segundos de pie, porque el "Huracán" le hacía honor a su apodo y le pegó por todos lados. García, como buen mexicano guapo, se volvió a levantar, aunque cada vez le costaba más hacer pie en la pelea. Faltaban diez segundos para la campana final. Luego de esa campana, sólo tres minutos más para el final de la pelea. Pero la campana nunca llegó. Faltaban diez segundos y Narváez tiró un derechazo que se estacionó en la cara de García, quien cayó por tercera vez en el mismo asalto, lo que significa KO.
Cuando el retador tocó la lona por última vez, el Luna Park se convirtió en un puño apretado que festejaba por el campeón. El ruido ensordecedor que bajaba de las tribunas se subió al ring para abrazar al oriundo de Trelew. Música para sus oídos. Pero él, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor, festejaba con Estanislao.
Etiquetas: Boxeo
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