Independiente: costosa adaptación a algo desconocido
La columna de Nicolás Galliari
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La realidad indica que la adaptación, la
aclimatación, la acomodación dentro de una categoría menor, para alguien que
nunca la piso, es extremadamente difícil. Le pasó a River, y es el caso de
Independiente actualmente, un club que desde hace tiempo no puede encontrar el
rumbo, y ese es su gran desafío, en una muy dura y larga temporada, para volver
a ser.
El punto principal, ya sin tratar un tema que debe
quedar en el pasado como el descenso, es la adaptación a la B Nacional. Todavía
el Rojo no ha sabido a adaptarse a sistemas de juego diferentes, a otros
esquemas, a otros rivales. Adversarios que, la mayoría seguramente, no le
jugarán de igual a igual.
En los tres partidos que ha disputado hasta aquí, no
ha sabido ser superior en ninguno. En el primero, ante Brown de Adrogué, fue la
nada misma, sin siquiera una idea clara para ir en busca del resultado. Luego,
en Corrientes ante Boca Unidos, mostró otra cara, aunque así como lo pudo
ganar, también pudo perderlo, y el empate fue justo. El sábado, ante Aldosivi,
arrancó con ganas de comerse vivo a quién sea, queriendo mostrar su estirpe,
aunque de a poco se fue apagando y volvió a desilusionar.
Dentro de esos ajustes para lograr entrar
definitivamente en el mundo aparte de la segunda categoría del fútbol
argentino, lo fundamental es encontrar una identidad de juego. Hoy todavía no
la tiene, y parece que las cosas parecen ir de a poco. No halló una forma de
contrarrestar a sus rivales ni de imponer sus propias ideas, y el juego que ha
desarrollado lejos está de ser aunque sea un poco vistoso.
La principal falencia está en el lateral derecho. El
presidente Cantero –más allá de que le caben otras acciones que luego desarrollaremos-
tardó demasiado en contratar un 4, y esos se vio reflejado en el primer
partido, contra los de Vicó, en el que el DT, vivo, eligió atacar por ahí con
Fabbro y Sproat y se lo ganó ante el improvisado Montserrat.
Hace algunos días, incorporó a Núñez, un lateral
uruguayo que todavía no demostró sus aptitudes e hizo más faltas de lo que jugó
en los 45 minutos del segundo tiempo en el último encuentro. Sin duda, por lo
que se vio de él en Nacional, se proyecta muy bien y sabe manejar la pelota,
pero sufre a sus espaldas y en el retroceso.
En eso también entra los refuerzos que ha traído
esta comisión directiva para el entrenador Miguel Brindisi. El centro delantero
Penco ha jugado muy poco, es cierto, pero en esos minutos tocó la pelota con
demasiada intermitencia, siempre lo hizo lejos del arco y no tuvo ni una chance
de gol.
La mitad de cancha es el sector que más ha
abastecido. Franco Razzotti llegó desde Vélez, y se lo vio lento en sus
movimientos, en el traslado y al momento de soltar la pelota. Después, Reinaldo
Alderete y Martín Zapata. Tanto el ex San Martín de San Juan como el ex
Belgrano no se han acomodado a lo que es el club. Eso demuestra sus conductas.
Más allá de que Zapata haya sido de los mejores
volantes del fútbol argentino en los últimos tiempos, por estar siempre
ordenado, ubicado, y manejar con criterio el balón (además de meter goles),
todavía parece no entrar en razón de donde es que está jugando, como también Alderete.
Los dos se hicieron expulsar infantilmente, uno en la primera fecha y otro en
la segunda, sin consideración de que si hay algo que hace falta en este club, tan
identificado con la Primera División, es el compromiso.
Precisamente en ese compromiso es que hoy están los
tres de arriba –y también pueden entrar algunos pibes, como el caso de
Villalba. Menéndez arribó después de su paso por Quilmes y es pieza clave. Se faja
solo con los centrales, baja a recibir, aguanta bien la pelota, solo le falta
el gol. Y los otros dos, para que decir, son la base de este plantel y sus
deseos de cara al futuro.
El “Rolfi” Montenegro volvió cuando el equipo aun
tenía posibilidades, no pudo evitar la catástrofe, pero igual se quedó a
lucharla y es líder del grupo. Sus dos goles hasta aquí en esta campaña han
sido de penal, aunque fue el más desequilibrante de los de arriba y es insustituible.
También volvió Parra, pieza clave de aquel equipo que logró ganar la Copa Sudamericana,
para ser más ídolo aun. Solo jugó un poco más de un tiempo, pero seguro será un
jugador importante para alcanzar el objetivo.
Para la ofensiva, se sumó también el hábil volante
Matías Pisano. Ex Chacarita, ha expuesto sus condiciones en lo que le ha tocado
jugar. En principio, puede resultar un jugador trascendental para abrir
defensas cerradas en los equipos contrarios. De esos rivales de BN que meten un
gol, que aprovechan demasiado bien la pelota parada, que se motivan
extremadamente con Independiente, y que cuando se encuentran en ventaja, se
atrincheran atrás y no hay forma de abrirlos para equilibrar el encuentro.
Quizá le haya faltado incorporar un defensor
central, ya que Julián Velázquez está muy por debajo del nivel que alguna vez
se le conoció, y Tula y Morel Rodríguez superan los 35 años, y sus movimientos,
siempre teniendo en cuenta un factor clave como la experiencia, son lentos.
También, la incógnita en la que se encuentra el
director técnico Brindisi, pese a que ante la prensa se ha dicho que su
continuidad nunca estuvo ni está en duda. Hasta donde podrá llegar si no logra
resultados favorables es una de las cuestiones principales, y una cuota de
responsabilidad bastante grande, en las formas de juego, es exclusivamente de
él.
Además, para esta temporada, fuera de lo que tiene
que ver con la política de fichajes, el club ha dejado ir a chicos que salieron
de la cantera del club de Avellaneda. Por conflictos salariales y deportivos,
Gabbarini y Galeano, entre otros, han abandonado el club. Igualmente, han
encontrado muy buenos destinos. El arquero fue al último campeón Newell’s, y el
zaguero viajó a España y juega en el Rayo Vallecano, que tuvo un gran último
año.
Ese es uno de los puntos que se le achacan a Cantero, además de la poca calidad de los refuerzos que ha logrado contratar para
esta dura temporada. Su periplo en el club comenzó de la mejor manera. Que el
club es de los socios, que hay que echar a los barrabravas. Y todos los
fanáticos rojos lo siguieron, como en realidad deberían hacerlo todos los del
fútbol argentino.
Sin embargo, en la parte deportiva le fue muy mal,
nunca supo para que lado arrancar y la situación se le fue complicando cada vez
más. Cuando asumió, el equipo estaba en decadencia, aunque con chances de
esquivar la zona baja de la tabla del promedio. Con el correr de tiempo, ni su
propia comisión lo acompañó y muchos se bajaron del barco, inevitablemente,
ante las amenazas de los inadaptados y delincuentes de las tribunas.
Hoy se encuentra casi solo, quién lo acompaña más
que nada es el tesorero Pedro Larralde, aunque la oposición dice ya haber
juntado las obligatorias 27 firmas para ir a una asamblea que trate el tema de
convocar a elecciones. De un comienzo con todas miradas felices, a este
presente. Porque luchó contra los barras, pero de a poco el fútbol se le fue de
las manos. Hoy, muy pocos lo bancan y hasta algunos prefieren que vuelvan Bebote
y compañía, con el solo objetivo de volver cuanto antes a la máxima divisional
nacional.
De todas maneras, no todo queda allí. Porque Javier
Cantero ha sido el único capaz, y hay que valorarlo, de enfrentar un sistema
que todavía sigue destruyendo aun más el deporte más popular en nuestro país.
Aunque hay temas que escapan a eso, como aplicarle el derecho de admisión al
hijo de una gloria como José Omar Pastoriza por el solo hecho de colocar una
bandera que obstaculizó en los recientes partidos la visión del hincha.
La realidad de Independiente debe perseguir una
única meta, que ya deben tenerla todos en claro. De una buena vez, sacar a relucir
la grandeza, adaptarse a lo desconocido, y volver al lugar que le pertenece.
Esto recién arranca, y aun falta mucho camino por recorrer. Entre eso, 39
fechas más para dar vuelta una historia que hasta ahora está truncada.
Nicolás Galliari
Etiquetas: B nacional, Fútbol, Fútbol Argentino, Independiente, La columna de Nico Galliari, Miguel Ángel Brindisi, Nico Galliari, Primera B Nacional
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